La respuesta a esta pregunta no es simple. La humanidad se enfrenta a un desafío global cada vez mayor en cuanto a la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los efectos del cambio climático. Al mismo tiempo, debemos satisfacer la creciente demanda de energía en todo el mundo para mejorar la calidad de vida de las personas y reducir la pobreza.

Para lograr estos objetivos, es necesario un enfoque integral y un compromiso renovado con la transición energética. La transición energética se refiere a la necesidad de cambiar la forma en que producimos, distribuimos y consumimos energía para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia un sistema energético más limpio, eficiente y sostenible.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU establece una hoja de ruta clara para este proceso, con el Objetivo 7 de Energía Asequible y No Contaminante y el Objetivo 13 de Acción por el Clima.

Es cierto que el desarrollo de nuevas fuentes de energía es importante para impulsar la transición energética. Los avances tecnológicos y las inversiones en investigación y desarrollo pueden ayudar a crear fuentes de energía más limpias y sostenibles, como la energía solar, eólica, hidroeléctrica, geotérmica, biomasa y otras formas de energía renovable.

Sin embargo, también es crucial utilizar las fuentes de energía existentes de manera más eficiente. Esto implica mejorar la eficiencia energética en los hogares, los edificios, las fábricas, el transporte y otros sectores, lo que reducirá el consumo de energía y, por lo tanto, también las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto también puede reducir los costos de energía para las personas y las empresas y mejorar la competitividad económica.

Además, la reducción de la demanda de energía y la mejora de la eficiencia energética también son importantes para abordar los desafíos de desarrollo sostenible, como la reducción de la pobreza y la mejora de la salud y el bienestar. Muchas personas en todo el mundo todavía no tienen acceso a energía asequible y confiable, y mejorar la eficiencia energética puede ayudar a proporcionar energía limpia y asequible a más personas.

En conclusión, no es una cuestión de enfocar nuestros esfuerzos solo en crear nuevas fuentes de energía o en utilizar las ya existentes de una manera más eficiente, sino más bien una combinación de ambas. Necesitamos un enfoque integral que involucre el desarrollo de nuevas fuentes de energía, junto con la mejora de la eficiencia energética y la reducción de la demanda de energía, para impulsar una transición energética exitosa. Esto nos permitirá lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, abordar el cambio climático y garantizar un futuro sostenible y justo para todos.

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