Muchas empresas mantienen vigente un sistema de gestión energética que les permite generar resultados medibles relacionados con el uso y consumo de la energía para contrastarlo con los gastos de allí se derivan. De esta manera, pueden proyectar su desempeño energético, identificar posibilidades de ahorro y estrategias  para gestionar de forma eficiente el consumo de energía.

Para esto, es necesario incorporar equipos de medición con  tecnologías 4.0 que permitan procedimientos para realizar esa medición y análisis de indicadores de consumo, de eficiencia y de gestión. Con esta valiosa información obtenidas se diseñan las posibles estrategias de control para elevar los niveles de eficiencia energética y de esta manera generar un aprovechamiento óptimo de la energía con el consecuente ahorro económico.

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A pesar de los avances en este sentido, todavía hay empresas grandes, medianas y pequeñas que no han dado el paso total hacia la adopción e incorporación de estas tecnologías debido a dificultad en sustitución de esquemas tradicionales de operatividad, desconocimiento de los beneficios, ausencia de la variable energía para toma de decisiones, entre otros.

Las empresas que promueven estas tecnologías y servicios hoy asumen este compromiso no sólo como parte de su core de negocio sino también como un aporte a los niveles de sostenibilidad y rentabilidad empresarial en cada país.

Y es que asumiendo estos esquemas de gestión las empresas se dan cuenta del impacto positivo que les genera en su crecimiento y solidez, fundamentados sobre la base de dos postulados inseparables cuando abordamos estos temas:

  1. Lo que no se mide no se controla

  2. Rentabilidad no es solo generación de ingreso, también lo es reducción de costos.

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