El mantenimiento preventivo es aquél que nos permite disminuir el riesgo de daño o pérdida de los equipos. Este plan de mantenimiento consiste en revisar tus activos de forma periódica para evitar fallos que puedan generarse por desgaste o por el paso de los años.
Este tipo de mantenimiento requiere, en la mayoría de los casos, que las actividades o la producción del negocio se detenga para poder analizar en profundidad el funcionamiento de los equipos. Por esta razón, es importante tener un plan de mantenimiento preventivo distribuido correctamente en el tiempo, con el fin de que no afecte la producción de su empresa.
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A diferencia de otros tipos de cuidado, el mantenimiento preventivo ayuda a disminuir el coste de las reparaciones pues se adelanta a los fallos para corregir los problemas que pueden provocarlos
Existen dos tipos de mantenimiento preventivo. Estamos hablando del mantenimiento pasivo, que se encarga del ambiente donde se encuentra el equipo, y el mantenimiento activo, que busca tratar más las condiciones físicas del activo. Estos son los dos tipos de mantenimiento:
Mantenimiento pasivo
Este tipo de mantenimiento preventivo se encarga de atender a los equipos de forma externa mejorando en medida de lo posible el ambiente físico y la revisión de la conexión eléctrica para prevenir posibles fallos. Pues algunos factores de fallo pueden ser la humedad o la exposición a la luz solar. El objetivo de este plan es cuidar todos los factores externos para prevenir que puedan afectar la operatividad de los equipos.
Mantenimiento activo
El objetivo del mantenimiento activo es limpiar de forma periódica los equipos para evitar su deterioro por causa de factores como el polvo y la suciedad. Así como la revisión del funcionamiento de los componentes de los activos, con el fin de prevenir fallas mayores.